domingo, 23 de noviembre de 2008

¿Son excusas?


Llevo ya más de cinco semanas con una molesta faringitis. No paro de toser y cuando me parece que estoy mejorando me vuelve la dichosa tos imparable.

Hoy he llegado a pensar si esta tos se ha podido convertir inconscientemente en una excusa para evitar hacer cosas. Para no ir a pasear porque puedo coger frío, para no ir a la playa a darme un baño, o a la piscina, para evitar hacer cualquier tipo de ejercicio.

Últimamente mis actividades son las triviales de siempre: ir al trabajo y del trabajo a mi casa, día sí día no a casa de mis padres, de visita o a comer; sacar a mi perrita; comer porquerías; ver la tele;... y si hay algo más debe ser por el mismo estilo así que no vale la pena ni nombrarlo.

Lo cierto es que al mismo tiempo deseo estar bien. No me gusta el malestar de estar enfermo, prefiero la vitalidad y la energía de estar sano. Además quiero emprenderme en proyectos, o por lo menos intentarlo. Hacer algún tipo de actividad que me motive, algo de ejercicio, cualquier cosa que no me haga pensar en la monotonía.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Lo mío es un sentimiento



He empezado a leer un libro, Stop a la Ansiedad de Ricardo Ros, que trata sobre como superar la ansiedad. En las primeras páginas comenta que las personas tenemos diferentes formas de percibir la ansiedad. Hay quienes ven en su cabeza una imagen de si mismos, tal vez en una situación desagradable, agobiante y que les produce ansiedad. Otros sin embargo oyen una voz, la típica voz que siempre te habla en tercera persona, que verdad eres tu mismo, que te infravalora y te hace sentirte mal. Y un tercer grupo, en el que creo que me encuentro yo, aunque a veces me pasa como en el segundo grupo, donde lo que se siente es un sentimiento, una sensación.

En ese último estado ando yo, viviendo mi vida, a mi manera claro está, deambulando de aquí para allá entre mis trivialidades, cuando de repente me invade una sensación terrible, un sentimiento doloroso que me oprime el pecho y me retuerce el estomago. Para mi es pura ansiedad. Ansiedad por algo que necesito, que anhelo pero que no obtengo. Es muy desesperante. Normalmente me pasa en la soledad de mi casa o de mi coche, donde creo que las melancólicas canciones que derrepente suenan en la radio me ayudan a llegar a ese estado.

Según la primera acepción de la DRAE la ansiedad es un "estado de agitación, inquietud o zozobra del ánimo". Sin duda así me encuentro yo, en un estado de ansiedad constante que no me deja vivir. A veces me ataca desde que me levanto por las mañanas y otras veces surge, en cuanto menos me lo espero, e invade todo mi espacio, haciéndome pequeño, muy pequeño y haciéndome sentir tan inseguro que llego a parecerme invisible ante la gente.

domingo, 5 de octubre de 2008

Mi droga, el miedo.


En mi familia hay un gran problema. En verdad es un problema de uno de mis hermanos, el mayor, un problema con las drogas.

Está claro que no deseo que nadie tenga un problema con las drogas, pero tampoco le deseo a un familiar tener a alguien con este problema. Es la enfermedad, adicción, o como queráis llamarlo, de mi hermano, pero está claro que afecta a toda mi familia.

Pasamos varios periodos de tiempo sin vernos con él, pero siempre está en nuestros pensamientos. Nos preguntamos continuamente ¿cómo estará?, ¿estará bien?, ¿habrá empeorado?. ¿Qué deberíamos hacer?

Esta mañana fui a desayunar a casa de mis padres como a costumbro a hacer los domingos. Salió el tema de mi hermano y aquello se convirtió en una discusión horrible sobre lo que se debería o no hacer. Primero mi padre no podía mantenerse quieto, mientras sus ojos se le humedecían de lo mal que lo estaba pasando, por un momento la histería de mi madre defendiendo sus ideas sobre lo que se debería hacer y yo, en parte, apoyándola a la vez que mi hermano pequeño y mi padre opinaban lo contrario. Al final mi padre fue el primero en hacer mutis por el foro, al rato lo hice yo para salir al jardín, y cuando a los minutos apareció mi hermano por la puerta me enteré de que me madre había corrido a encerrarse en su cuarto, seguramente a llorar como acostumbra a hacer en las noches en que no consegue dormir.

Mi hermano pequeño y yo seguimos charlando en el jardín de mi otro hermano, el mayor, el que tiene "su problema" que al final se ha convertido en el de todos, y vi también como se le saltaban las lágrimas cuando me relataba que a pesar de apartarse aparentemente del asunto él tampoco dejaba de pensar en lo mismo. Que hasta cuando estaba con sus amigos sus pensamientos terminaban en un mismo sitio, en el mismo lugar donde coincidíamos seguramente él, mis padres y yo en más de una ocasión.

En ese momento, ahí en el jardín, le dije a mi hermano chico que yo no quería vivir de nuevo esa situación. La vida de mi hermano mayor no estaba en mi mano y si cada vez que fuéramos a hablar de él el resto de mi familia iba a terminar esparcida y sufriendo ante la impotencia de no saber que hacer y que decisiones tomar, yo preferiría quedarme al margen. Esa no es mi batalla, es la de mi hermano, yo ya tengo la mía y la llevo en secreto y en silencio. Al fin y al cabo no nos diferenciamos tanto. Él tiene su problema con las drogas y mi droga es el miedo, que es el centro de mi existencia y el que controla toda mi vida.

Creo tener claro lo que no me gusta


Ayer sábado, después de no mucho pensármelo, porque el truco está en no darle muchas vueltas en la cabeza, a ser posible ninguna y simplemente hacerlo; pues me decidí a ir con unos amigos, que al que menos hacía más de dos meses que no veía, a un centro de talasoterapia o SPA. Pasé una tarde agradable, al fin y al cabo entre piscina, sauna y piscina del circuito no hay que hablar mucho. Aunque en más de una ocasión me llegué a sentir incomodo cuando una amiga me preguntaba cosas como ¿qué ha sido de tu vida?, ¿algo nuevo que contar? y ¿todo bien entonces?. Y yo, camuflando bajo mi "nada nuevo", "lo mismo de siempre" y "todo bien", pensaba realmente: "pues todo una mierda, la misma monotonía, un enorme sentimiento de soledad e infelicidad, con mis momentos de vacio y sin sentidos", pero claro, esto no se puede decir así como así y menos a una persona que hace más de dos meses que evito para no quedar.

Luego de la 'talaso', después de una actividad tan saludable y relajante, decidimos echarlo todo a perder yendo a un McDonals, que terminaría empatando en otro local para rematar con una copita, a este último sitio decidí poner ya una excusa e irme a casa de mis padres a pasar el resto de la tarde en su casa.

En esta tarde, que no estuvo mal así en general, si saqué algo en claro, aunque pueda parecer fuerte, es el ¿que hago yo con estas personas?. Me explico mejor, son una gente fantastica, muy buenos. Oscilamos todos (unos 8) en un grupo de edades entre los 24 y 30 años, pero considero que yo desentono completamente entre ellos. No solo por mi problemilla de relaciones sociales, si no por que sus intereses yo no los comparto.

Me di cuenta de ello cuando un 75 por ciento de las charlas fue destinado a hablar de las salidas nocturnas, del aguante de Fulano y Mengano con el alcohol, de las bebidas que les gustaban y las mezclas que hacían, ó las trancas que se cogían y bueno. Aquí fue donde me pregunté, "¿Que hago yo aquí?". No quiero prejuzgar ni decir que yo me considere mejor o más maduro que ellos, al fin y al cabo ellos saben pasárselo bien, pero yo no comparto esos gustos y esa forma de divertimentos.

Ya muchas veces me he planteado alejarme de este grupo, incluso he estado desconectado de ellos por largos periodos de tiempo, pero siempre hay algo que me compromete a volver a verlos. Se que son buena gente, pero no son el tipo de personas con las que "yo quiero" estar.

martes, 30 de septiembre de 2008

Ser Yo


¡Ser Yo! Tan sencillo como eso. Eso es lo que quiero. Esas dos sencillas palabras que expresan tanto son las que soltó la chica, personaje de una película que vi anoche, cuando un chico (de esos que aparecen solo en el celuloide, con pinta de medio malo, pero que trasmite ese sentimiento tan bonito que todos anhelamos, y que por cosas del destino nunca nos encontramos por la calle), después de un momento de trascendencia existencial, le pregunto, "¿qué es lo que tu quieres?".

Y es que en mi vida ese pequeño gran detalle es el que esconde el problema. No es solo el que no disfrute de mi vida y mi existencia en este 'maravilloso mundo', sino que parece que gasto energías de una forma desmedida por ocultar mi ser, que en definiva 'Soy Yo'.

¿Me atreveré algún día a dar el paso de descubrirme al mundo?, ¿de quererme y dar todo lo que puedo dar?, ¿de no ser egoísta y repartir mi gozo y mi felicidad y con ello hacer felices a otros?. Suena muy pretencioso, pero a la vez esconde una gran sencillez. Si yo soy feliz la 'energía', o como queráis llamarlo, que trasmitiré será positiva y la gente positiva, que sea receptiva, estará encantada de recibirla. Al contrario, ahora mismo transpiro negatividad por los poros de mi piel y con esa aura termino marcando mi territorio, mi espacio vital y dejo claro a los demás que no quiero que nadie lo traspase.

Así las pocas personas que se acercan para compartir parte de si mismos con uno, cuando encuentran la barrera que he puesto y que no hay manera de superar, terminan distanciándose. Eso es lo que me ha pasado a mi, lo que me pasa habitualmente y supongo que pasará igual con todos los que sean parecidos a mi, aunque cada uno lo verá a su manera y lo expresará con sus propias palabras y términos.

Hay que comenzar a quitarse esta coraza, es un lastre muy grande que no quiero seguir arrastrando el resto de mi vida. Basta de máscaras. Quiero Ser Yo.

domingo, 28 de septiembre de 2008

Lista de cosas que me gustaría hacer


Son muchas las cosas que me gustaría hacer ahora mismo en mi vida, pero nunca me atrevo a dar el paso por falta de valor. Estas son las que recuerdo ahora mismo:

- Hacer algún deporte, no tengo costumbre pero siempre me hubiese gustado hacer footing o hacer alguna disciplina como el yoga o el taichi; y ya soñando mucho, me gustaría practicar deportes de riesgo, pero claro, no tengo una buena condición física.
- Apuntarme a un gimnasio para ponerme fuerte y sacar cuerpo.
- Invitar a mis amigos a casa. Hacer un asadero y pasar una tarde tranquila. Hace tres meses que vivo solo en mi casa y aún no he hecho ninguna fiestita ni reunión para que la vean.
- Celebrar mi cumpleaños. La gente que conozco suelen celebrarlos y siempre me invitan, yo nunca lo he hecho. Me imagino que todo saldrá mal o absurdidades como que no sabré encender la barbacoa.
- Aprender a tocar la guitarra, la pobre solo coge polvo en mi cuarto.
- Ir a la playa, sin tener vergüenza. Cuando voy, me doy un baño rápido y enseguida me visto y vuelvo para casa. Bañarme en la piscina de donde vivo cuando se me apetezca.
- Darme largos paseos con mi perra, sería bueno para ella y para mí.
- Decir, cuando quiera, lo que pienso y como me siento.
- Quedar con mis amigos para ir a dar una vuelta, hablar, tomar algo y en definitiva, conocernos. Ellos no me conocen porque yo no me he dejado.
- Aprender idiomas (siempre ha sido algo que me gustaría mucho hacer), sin rendirme a la primera de cambio y abandonándolo todo.
- Viajar más a menudo. Con amigos, conocidos e incluso con gente desconocida.
- Conectar con alguien, por sorpresa y sin esperarlo (normalmente huyo despavorido cuando siento que la conversación se torna personal).
- Estudiar filología hispánica por la UNED (es mi pequeño deseo secreto, pero me encantaría hacerlo).
- Comenzar los proyectos que quiero hacer, como redistribuir mi apartamento, cosa que no hago por miedo a que quede mal.
- Pintar y hacer fotografía.

Al final es escrito más de las que pensaba, pero aún así, seguro que me quedarán muchas más. Está será como mi pequeña lista de referencia. Creo que me será de utilidad, porque normalmente las olvido, supongo que adrede para así no tener que hacerlas.

viernes, 26 de septiembre de 2008

Con la cabeza embotada


Así está mi cabeza hoy. Embotada, como una olla a presión. Parece que todo está a punto de estallar ahí dentro. Hay demasiadas cosas que nunca se comparten. Eso no puede ser bueno. Dios me libre de que no pille un cancer por guardar tanto veneno.

Es fin de semana. Para cualquier joven el día más esperado, Santo Viernes. Para mi días como todos los demás, aunque cuando me cogen de bajón como hoy, se me hacen agobiantes. Me sentía tan solo que fui a visitar a mis padres, para por lo menos sentirme algo más acompañado, pero me he vuelto con la sensación de soledad amplificada. Ellos salían cuando yo llegaba. ¡Ay!

He regresado a mi casa y el ambiente de encuentro de mis vecinos y sus familiares y amigos me produce envidia de la mala. Estoy pensando en cerrar la puerta y meterme temprano en mi cama. El sueño me hará dejar de pensar, por lo menos conscientemente, y tendré suerte si no tengo pesadillas como las de noches anteriores.

Mis miedos, mis ansiedades, mis desmotivaciones y mi poca fuerza de voluntad hacen de mi el reflejo de la más patetica imagen gráfica y ejemplificadora del avestruz que esconde su cabeza en el agujero. ¿Existe un plan para solucionar estos problemas? Yo se cuales son todos mis puntos débiles y no creo que un psicologo, además de sacarme los cuartos, vaya a encontrarme solución. Pero yo solo tampoco lo consigo. He de preparar un plan para cambiar de forma radical mi vida, como están las cosas ahora nada funciona.

Al menos por hoy creo que esconderé mi cabeza bajo el calor protector de las sábanas de mi cama. Allí dejaré de pensar y de deprimirme al menos durante una noche más.

martes, 16 de septiembre de 2008

Ese payaso me asustó


No soy persona de tener pesadillas, pero la que tuve anoche me dejo en vela por bastantes horas. Del fragmento que recuerdo un Señor desconocido y yo huíamos de un payaso. Sí, un payaso, y bastante siniestro. imagínense un ser con tal indumentaria que te persigue con una sonrisa en la cara, pero del que sabes que quiere atraparte para hacerte daño. Es horrible, yo anoche lo sentí.

Por un momento un Señor desconocido y yo estábamos juntos a un extremo de un gran jardin, en el otro extremo el estremecedor payaso. Cuando ambos nos encontrábamos muertos de pánico a mi se me ocurrió decirle al Señor desconocido algo de lo que luego me arrepentiría. Le dije que teníamos que enfrentarnos al payaso, irle de frente. Que no podíamos seguir huyendo.

El Señor desconocido me asintió y me hizo caso, se dirigió hacia el payaso que seguía quieto al otro lado del jardín mientras le seguía con su mirada cuando el Señor se le acercaba.

Yo miraba la escena desde mi sitio, sin moverme. Entonces al Señor desconocido le invadió el pánico y pasando a su vera corrió y corrió de frente pasando al payaso de largo, y éste a su vez le siguió.

Yo aún asustado corrí detrás de ellos con la ventaja en distancia que ya me llevaban. Habían bajado a un nivel más bajo del jardín desde donde yo me encontraba y por un momento les había perdido de vista. De pronto, una vez pasado el rasante vi al Señor desconocido de espaldas, pero esta vez con aspecto de niño y vi como el monstruoso payaso cogía una piedra grande del suelo y la estrellaba contra su cabeza.

Esa tremenda escena la veía mientras corría hacia ellos, después, por unos segundo perdí la visión mientras seguía descendiendo por la vereda y rodeando unos setos para llegar hasta ellos. Y ahí me los encontré de frente. El cuerpo del niño, antes el Señor desconocido, boca abajo, con una gran herida en la cabeza y un charco de sangre alrededor de ella. A su lado el maldito payaso que me observaba con su sonrisa siniestra y alzaba nuevamente la piedra sobre su cabeza para estamparla, con escandalosa sangre fría, por segunda vez sobre la cabeza del ahora niño ...

La escena me pareció tan fuerte e impactante que ya desperté sobresaltado. ¡Dios mío!, ¿qué fue eso? ¿Por que soñé cosa tan desagradable? Ni siquiera he visto películas fuertes ni noticias desagradables últimamente. Ya como comprenderán, con mi corazón a cien me costó reconciliar el sueño.

En mi vida todo se aleja


Esa es la sensación que tengo, de que en mi vida todo se aleja. Todo lo que quiero se esfuma. Es como esos efectos de películas en los que la habitación se alarga y no alcanzas la puerta. En mi caso no quiero alcanzar una puerta para salir, quiero alcanzar las cosas que deseo tener, las relaciones, las amistades. Pero si algo tengo claro es que las relaciones sociales no son lo mío.

De mis amistades me aparto, de las posibles nuevas relaciones, de actividades sociales ... para luego cerrarme en casa. Luego en casa vago por Internet en busca de relaciones sociales que no encuentro. Irónico e incongruente, ¿no?. Pues sí. Así de absurdo soy yo.

Luego me deprimo más. Internet un mundo tan grande. ¡¿Como es posible que no encuentre a gente afín?!. El interés que mayor lo mueve es el sexo. Algo que me termina deprimiendo enormemente.

En los chats si comienzas diciendo que quieres amistad o simplemente charlar, ya no recibes retroalimentación de la dichosa ventanita. Si te piden que te describas físicamente y en el otro extremo del hilo no les gusta tu perfil, una vez más sin respuesta.

Y todo es muy superficial y yo soy el primero que escondo la mano. Se que tengo que velar por mi, y quererme más, salir aunque sea solo, pasear, intentar hacer alguna actividad de mi agrado y no obsesionarme con mi soledad. Pero casi siempre termino siendo vencido por mis pensamientos que me recuerdan interminablemente no sólo lo solo que me encuentro físicamente sino también espiritualmente.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Recluido en casa


He vuelto a recaer en un estado de autoreclusión. Debo sentirme hasta agradecido de mi trabajo, no solo por mi retribución dineraria, si no por ayudarme a estar fuera de casa por lo menos durante unas horas al día.

Mi rutina diaria, semanal y mensual se ha convertido en un patético devenir de mi casa al trabajo y viceversa. Ahora mismo la inspiración que me ha llevado a escribir este blog ha sido el darme cuenta, por un momento, en que se pasa el día y yo me encuentro metido aquí, en mi zulo particular y por mi propio albedrío.

Oigo el ruido del viento en la calle y es que ni si quiera me asomo al pasillo para mirar como está el día. Me excuso en las cosas que tengo que hacer en el ordenador (que al fin y al cabo son solo rodeos para hacer pasar el tiempo) mientras entreveo y escucho el murmullo del televisor de fondo.

Pasa el tiempo, y por un momento deseo que haya conectado alguien al messenger. Es increible, una lista con tanta gente y entre los que no se conectan y con los que no tengo afinidad siempre me encuentro doblemente solo, eso si es posible sentirse más solo que estando solo. Sí, sin duda lo es.

Me planteo en este momento que sentido tiene todo. No soy feliz ni trasmito felicidad. ¿Hay algo más triste? No se asusten, no soy de los que se van a suicidar, aunque reconozco que muchas veces imagino representaciones de esa escena en mi cabeza en donde soy yo el protagonista, claro. Ya la totalidad de mi vida es un obsesivo egocentrismo de lamentos a mi sufrida existencia y en una situación como esa no iba a ser menos. Sería la estrella, pobrecito de mi. Quieto y embutido en una caja, sin decir nada, pero todos estarían mirándome y yo haciendo mi obra estelar sin ni siquiera mover un dedo ni abrir la boca (lo siento, me encanta la ironía).

Pero no, yo nunca me suicidaré. Seré de los que sigan con su vida, aunque sea patética e infeliz. Y cuando alguien me salude le pondré mi mejor sonrisa y le diré -¡hola!, buenos días-. Y en el trabajo la gente me dirá, - que puntos más buenos tienes- ó -me encantas, siempre estás sonriendo-, cuando en verdad por dentro estoy más agrio que un limón (si es que soy un falso).

Quizás debería buscarme un trabajo por las tardes. Se que el dinero no hace la felicidad, pero por lo menos estaré todo el día ocupado y haciendo lo que mejor se me da, actuar y hacer como que todo está bien.

viernes, 29 de agosto de 2008

Que siento cuando algo me da miedo


Esta noche me han invitado a un asadero en casa de una amiga por las fiestas del pueblo. Ya hace media hora que debería estar saliendo y estoy aquí, escribiendo este blog.

Decidí sentarme y escribir porque quería analizar un poco lo que me está pasando. He estado como dos o tres horas antes preguntándome en mi cabeza si iba o me escabullía, y en tanto tiempo aún no he tomado una decisión.

Según se iba acercando la hora sentía más nervios. Desde que ropa ponerme, que zapatos y al mismo tiempo seguía preguntándome si iba o no.

Mis síntomas en general en este momento son:

- respiración dificultosa.
- cierta rigidez en el cuerpo (supongo que por los nervios).
- excesivo trabajo mental.
- ligera descomposición.
- pavor, miedo, pánico (si valen como síntomas).
- sonrojez en las mejillas que aumentarán si decido finalmente ir.

Mi antecesión de los sucesos:

- En principio bien, saludaré a la gente y luego de las preguntas triviales vendrán los silencios y la sensación de que me ven como un aburrido.
- sin aún haberme decidido si ir o no ya me imagino solo en la fiesta. Escabulléndome por las esquinas y moviéndome de un lado a otro para que parezca que en cierta manera interactuo.
- No soy precisamente bebedor, pero seguramente terminaré con una cerveza en la mano, aunque me pueda pasar 3 horas con ella, para aparentar cierta seguridad y control.
- después de tres-cuatro horas, cuando para los demás empieza el ambiente, yo estaré planeando como "escapar" de la fiesta que ha terminado, una vez más, convirtiéndose en una tortura para mi.
- me subiré en mi coche y en mitad de recorrido puede pasarme dos cosas, que esté realmente contento de haberme ido o que me embargue un desbocado ataque de ansiedad y que me ponga hasta a llorar, en la intimidad que me brinda la nocturnidad en el interior de mi coche y al mismo tiempo un fuerte arrepentimiento por haberme ido y no haberme aguantado y divertido con los demás.

Bueno, nunca he ido a un psicólogo, también por "miedo"; y tampoco lo soy, pero estoy casi seguro que esto es una "fobia social" y que quizás debería llevar un tratamiento.

Estos síntomas empeoran dependiendo del tamaño del grupo y de la confianza con la gente, llegando hasta a darme temblores en brazos y piernas que no puedo controlar (pero que no se si son perceptibles por que nunca nadie me lo ha dicho) y algunas veces hasta una ligera tartamudez. Una vez incluso llegó hasta a darme un mareo en una presentación en clases, cuando estudiaba. En fin, después de escribir esto sigo sin saber si iré o no a esa celebración. Creo que me escaquearé, pero no se que excusa podre poner. Bueno, buenas noches al que me lea.

domingo, 24 de agosto de 2008

Verguenza a sentarme en mi propia terraza


Sí. El título promete verdad. Pues es cierto y les advierto que este blog tratara de cosas tan absurdas como ésta o más, les comento. Vivo en un bonito apartamento de una habitación, salón-cocina, por supuesto, un baño y una hermosa terraza de 12 metros cuadrados que da a una preciosa zona común con jardines y una piscina central. Parece casi perfecto verdad. Pues en esa terraza más de una vez me gustaría sentarme y disfrutar leyendo una revista o un libro mientras me tomo un café, o simplemente estar por el hecho de estar. Pero cuando lo he intentado parece que en vez de disfrutar de mi momento solo pienso en que me siento observado y no disfruto. En seguida me meto para dentro, donde nadie me vea. Por muy poco margen no soy un agorafóbico.

Muchas veces decido salir he irme a caminar, o a pasear a mi perra, o irme a casa de mis padres, ya que no me atrevo a salir a mi terraza y no puedo estar todo el día dentro de mi casa (aunque reconozco que más de una vez lo he hecho). Bueno, lo cierto es que hoy no me atrevo a enfrentarme a este miedo y seguramente, en unos minutos, cuando termine de escribir este blog iré a casa de mis padres y estaré un ratito allí y luego cenaré con ellos (¿seguiré atado a la falda de mis padres aunque esté independizado?).

Analizándome por encima está claro que tengo muy en cuenta como me vean los demás y lo que opinen de mí. Además muestro una gran inseguridad en mi mismo. Porque ¿qué me importa a mi lo que piense la gente? ¿Es un complejo? ¿a qué? ¿se puede tener un complejo a mi 'yo' en general? Quiero decir, ¿a mi mismo como persona? Debo avergonzarme de mi mismo, de verme inferior a mis 'grandiosas' y celulíticas vecinas que se ponen a tomar el sol frente a mi terraza y que no quiero criticar, sino todo lo contrario, 'admirar' por ser tan 'ellas mismas'. Por disfrutar de un día de sol y de piscina, sin ningún complejo. Sin duda ser como ellas sería mi meta.

Pero entonces, ¿qué me avergüenza? Lo cierto es que no me relajo en mi terraza, y analizandome ahora, cuando he intentado pasar un rato de relax en ella se ha convertido en una pequeña tortura. Por que todo se convierte en mi pequeña actuación para los demás y no en un momento de gozo para mi. Coloco mi libro de una manera, me siento en este lado, empiezo a leer, ¿me estarán mirando? ¡Alguien pasa! ¿Lo saludo o hago como que no lo he visto?, "No me relajo, me vuelvo para adentro". Si, así de absurdo es todo para mi. Mi problema tal vez es que pienso demasiado, quizás una lobotomía haría que mi mente dejara de pensar en cosas absurdas y aunque se me cayera la baba por lo menos estaría sosegada y no pensaría en estupideces y banalidades.

sábado, 23 de agosto de 2008

Superando mis fobias


Hola. Aquí estoy yo. Decidiéndome a escribir en un blog. Nunca pensé que terminaría haciendo algo similar, y menos de uno de mis mayores problemas. Bueno, diréis que no será para tanto, pero mis miedos pueden llegar a ser tan extremos y absurdos que me suponen un gran problema en el día a día. Aunque esto será algo que ya podrán juzgar ustedes mismos si se deciden a leer alguna que otra entrada de este proyecto de futuro blog.

¡Cómo soy! Me presentaré, por lo menos a grandes trazos. Soy un chico de pinta normal a los ojos de los demás. Tengo 27 añitos, cumplo 28 este mismo 2 de septiembre (que poco me queda ya). Tengo un trabajo estable y posiblemente para toda mi vida y en el que no me encuentro mal del todo (cosa a tener en cuenta). Vivo independizado en un pequeñito apartamento (bueno, con mi perrita) y por lo general me suelo encontrar muy solo (aunque tenga amigos con los que nunca quede), en parte gracias a mis fobias.

Y bueno. La decisión de escribir este blog, además de que no tenga las perras (ni el coraje) para pagarme un psicólogo, es para ver si plasmando mis ideas de una forma clara, y mi forma de pensar y actuar ante mis fobias me ayuda a encontrarles una solución.

Se preguntarán, ¿pero de que fobias habla este chico? Pues quizá de las más absurdas para ustedes, pero que para mi me suponen un gran problema. Desde hacer una simple llamada telefónica (para las que me busco muchas excusas) hasta quedar con mis amigos para salir. Será un autentico caso de estudio para un psicólogo en prácticas, así que si alguno me lee yo estaré encantado de que hagan pruebas conmigo. Bueno, termino con esta primera entrada, supongo que después de este rollo el resto del blog será simplemente teclear. Hasta la próxima.