domingo, 5 de octubre de 2008

Mi droga, el miedo.


En mi familia hay un gran problema. En verdad es un problema de uno de mis hermanos, el mayor, un problema con las drogas.

Está claro que no deseo que nadie tenga un problema con las drogas, pero tampoco le deseo a un familiar tener a alguien con este problema. Es la enfermedad, adicción, o como queráis llamarlo, de mi hermano, pero está claro que afecta a toda mi familia.

Pasamos varios periodos de tiempo sin vernos con él, pero siempre está en nuestros pensamientos. Nos preguntamos continuamente ¿cómo estará?, ¿estará bien?, ¿habrá empeorado?. ¿Qué deberíamos hacer?

Esta mañana fui a desayunar a casa de mis padres como a costumbro a hacer los domingos. Salió el tema de mi hermano y aquello se convirtió en una discusión horrible sobre lo que se debería o no hacer. Primero mi padre no podía mantenerse quieto, mientras sus ojos se le humedecían de lo mal que lo estaba pasando, por un momento la histería de mi madre defendiendo sus ideas sobre lo que se debería hacer y yo, en parte, apoyándola a la vez que mi hermano pequeño y mi padre opinaban lo contrario. Al final mi padre fue el primero en hacer mutis por el foro, al rato lo hice yo para salir al jardín, y cuando a los minutos apareció mi hermano por la puerta me enteré de que me madre había corrido a encerrarse en su cuarto, seguramente a llorar como acostumbra a hacer en las noches en que no consegue dormir.

Mi hermano pequeño y yo seguimos charlando en el jardín de mi otro hermano, el mayor, el que tiene "su problema" que al final se ha convertido en el de todos, y vi también como se le saltaban las lágrimas cuando me relataba que a pesar de apartarse aparentemente del asunto él tampoco dejaba de pensar en lo mismo. Que hasta cuando estaba con sus amigos sus pensamientos terminaban en un mismo sitio, en el mismo lugar donde coincidíamos seguramente él, mis padres y yo en más de una ocasión.

En ese momento, ahí en el jardín, le dije a mi hermano chico que yo no quería vivir de nuevo esa situación. La vida de mi hermano mayor no estaba en mi mano y si cada vez que fuéramos a hablar de él el resto de mi familia iba a terminar esparcida y sufriendo ante la impotencia de no saber que hacer y que decisiones tomar, yo preferiría quedarme al margen. Esa no es mi batalla, es la de mi hermano, yo ya tengo la mía y la llevo en secreto y en silencio. Al fin y al cabo no nos diferenciamos tanto. Él tiene su problema con las drogas y mi droga es el miedo, que es el centro de mi existencia y el que controla toda mi vida.

Creo tener claro lo que no me gusta


Ayer sábado, después de no mucho pensármelo, porque el truco está en no darle muchas vueltas en la cabeza, a ser posible ninguna y simplemente hacerlo; pues me decidí a ir con unos amigos, que al que menos hacía más de dos meses que no veía, a un centro de talasoterapia o SPA. Pasé una tarde agradable, al fin y al cabo entre piscina, sauna y piscina del circuito no hay que hablar mucho. Aunque en más de una ocasión me llegué a sentir incomodo cuando una amiga me preguntaba cosas como ¿qué ha sido de tu vida?, ¿algo nuevo que contar? y ¿todo bien entonces?. Y yo, camuflando bajo mi "nada nuevo", "lo mismo de siempre" y "todo bien", pensaba realmente: "pues todo una mierda, la misma monotonía, un enorme sentimiento de soledad e infelicidad, con mis momentos de vacio y sin sentidos", pero claro, esto no se puede decir así como así y menos a una persona que hace más de dos meses que evito para no quedar.

Luego de la 'talaso', después de una actividad tan saludable y relajante, decidimos echarlo todo a perder yendo a un McDonals, que terminaría empatando en otro local para rematar con una copita, a este último sitio decidí poner ya una excusa e irme a casa de mis padres a pasar el resto de la tarde en su casa.

En esta tarde, que no estuvo mal así en general, si saqué algo en claro, aunque pueda parecer fuerte, es el ¿que hago yo con estas personas?. Me explico mejor, son una gente fantastica, muy buenos. Oscilamos todos (unos 8) en un grupo de edades entre los 24 y 30 años, pero considero que yo desentono completamente entre ellos. No solo por mi problemilla de relaciones sociales, si no por que sus intereses yo no los comparto.

Me di cuenta de ello cuando un 75 por ciento de las charlas fue destinado a hablar de las salidas nocturnas, del aguante de Fulano y Mengano con el alcohol, de las bebidas que les gustaban y las mezclas que hacían, ó las trancas que se cogían y bueno. Aquí fue donde me pregunté, "¿Que hago yo aquí?". No quiero prejuzgar ni decir que yo me considere mejor o más maduro que ellos, al fin y al cabo ellos saben pasárselo bien, pero yo no comparto esos gustos y esa forma de divertimentos.

Ya muchas veces me he planteado alejarme de este grupo, incluso he estado desconectado de ellos por largos periodos de tiempo, pero siempre hay algo que me compromete a volver a verlos. Se que son buena gente, pero no son el tipo de personas con las que "yo quiero" estar.