martes, 30 de septiembre de 2008

Ser Yo


¡Ser Yo! Tan sencillo como eso. Eso es lo que quiero. Esas dos sencillas palabras que expresan tanto son las que soltó la chica, personaje de una película que vi anoche, cuando un chico (de esos que aparecen solo en el celuloide, con pinta de medio malo, pero que trasmite ese sentimiento tan bonito que todos anhelamos, y que por cosas del destino nunca nos encontramos por la calle), después de un momento de trascendencia existencial, le pregunto, "¿qué es lo que tu quieres?".

Y es que en mi vida ese pequeño gran detalle es el que esconde el problema. No es solo el que no disfrute de mi vida y mi existencia en este 'maravilloso mundo', sino que parece que gasto energías de una forma desmedida por ocultar mi ser, que en definiva 'Soy Yo'.

¿Me atreveré algún día a dar el paso de descubrirme al mundo?, ¿de quererme y dar todo lo que puedo dar?, ¿de no ser egoísta y repartir mi gozo y mi felicidad y con ello hacer felices a otros?. Suena muy pretencioso, pero a la vez esconde una gran sencillez. Si yo soy feliz la 'energía', o como queráis llamarlo, que trasmitiré será positiva y la gente positiva, que sea receptiva, estará encantada de recibirla. Al contrario, ahora mismo transpiro negatividad por los poros de mi piel y con esa aura termino marcando mi territorio, mi espacio vital y dejo claro a los demás que no quiero que nadie lo traspase.

Así las pocas personas que se acercan para compartir parte de si mismos con uno, cuando encuentran la barrera que he puesto y que no hay manera de superar, terminan distanciándose. Eso es lo que me ha pasado a mi, lo que me pasa habitualmente y supongo que pasará igual con todos los que sean parecidos a mi, aunque cada uno lo verá a su manera y lo expresará con sus propias palabras y términos.

Hay que comenzar a quitarse esta coraza, es un lastre muy grande que no quiero seguir arrastrando el resto de mi vida. Basta de máscaras. Quiero Ser Yo.

domingo, 28 de septiembre de 2008

Lista de cosas que me gustaría hacer


Son muchas las cosas que me gustaría hacer ahora mismo en mi vida, pero nunca me atrevo a dar el paso por falta de valor. Estas son las que recuerdo ahora mismo:

- Hacer algún deporte, no tengo costumbre pero siempre me hubiese gustado hacer footing o hacer alguna disciplina como el yoga o el taichi; y ya soñando mucho, me gustaría practicar deportes de riesgo, pero claro, no tengo una buena condición física.
- Apuntarme a un gimnasio para ponerme fuerte y sacar cuerpo.
- Invitar a mis amigos a casa. Hacer un asadero y pasar una tarde tranquila. Hace tres meses que vivo solo en mi casa y aún no he hecho ninguna fiestita ni reunión para que la vean.
- Celebrar mi cumpleaños. La gente que conozco suelen celebrarlos y siempre me invitan, yo nunca lo he hecho. Me imagino que todo saldrá mal o absurdidades como que no sabré encender la barbacoa.
- Aprender a tocar la guitarra, la pobre solo coge polvo en mi cuarto.
- Ir a la playa, sin tener vergüenza. Cuando voy, me doy un baño rápido y enseguida me visto y vuelvo para casa. Bañarme en la piscina de donde vivo cuando se me apetezca.
- Darme largos paseos con mi perra, sería bueno para ella y para mí.
- Decir, cuando quiera, lo que pienso y como me siento.
- Quedar con mis amigos para ir a dar una vuelta, hablar, tomar algo y en definitiva, conocernos. Ellos no me conocen porque yo no me he dejado.
- Aprender idiomas (siempre ha sido algo que me gustaría mucho hacer), sin rendirme a la primera de cambio y abandonándolo todo.
- Viajar más a menudo. Con amigos, conocidos e incluso con gente desconocida.
- Conectar con alguien, por sorpresa y sin esperarlo (normalmente huyo despavorido cuando siento que la conversación se torna personal).
- Estudiar filología hispánica por la UNED (es mi pequeño deseo secreto, pero me encantaría hacerlo).
- Comenzar los proyectos que quiero hacer, como redistribuir mi apartamento, cosa que no hago por miedo a que quede mal.
- Pintar y hacer fotografía.

Al final es escrito más de las que pensaba, pero aún así, seguro que me quedarán muchas más. Está será como mi pequeña lista de referencia. Creo que me será de utilidad, porque normalmente las olvido, supongo que adrede para así no tener que hacerlas.

viernes, 26 de septiembre de 2008

Con la cabeza embotada


Así está mi cabeza hoy. Embotada, como una olla a presión. Parece que todo está a punto de estallar ahí dentro. Hay demasiadas cosas que nunca se comparten. Eso no puede ser bueno. Dios me libre de que no pille un cancer por guardar tanto veneno.

Es fin de semana. Para cualquier joven el día más esperado, Santo Viernes. Para mi días como todos los demás, aunque cuando me cogen de bajón como hoy, se me hacen agobiantes. Me sentía tan solo que fui a visitar a mis padres, para por lo menos sentirme algo más acompañado, pero me he vuelto con la sensación de soledad amplificada. Ellos salían cuando yo llegaba. ¡Ay!

He regresado a mi casa y el ambiente de encuentro de mis vecinos y sus familiares y amigos me produce envidia de la mala. Estoy pensando en cerrar la puerta y meterme temprano en mi cama. El sueño me hará dejar de pensar, por lo menos conscientemente, y tendré suerte si no tengo pesadillas como las de noches anteriores.

Mis miedos, mis ansiedades, mis desmotivaciones y mi poca fuerza de voluntad hacen de mi el reflejo de la más patetica imagen gráfica y ejemplificadora del avestruz que esconde su cabeza en el agujero. ¿Existe un plan para solucionar estos problemas? Yo se cuales son todos mis puntos débiles y no creo que un psicologo, además de sacarme los cuartos, vaya a encontrarme solución. Pero yo solo tampoco lo consigo. He de preparar un plan para cambiar de forma radical mi vida, como están las cosas ahora nada funciona.

Al menos por hoy creo que esconderé mi cabeza bajo el calor protector de las sábanas de mi cama. Allí dejaré de pensar y de deprimirme al menos durante una noche más.

martes, 16 de septiembre de 2008

Ese payaso me asustó


No soy persona de tener pesadillas, pero la que tuve anoche me dejo en vela por bastantes horas. Del fragmento que recuerdo un Señor desconocido y yo huíamos de un payaso. Sí, un payaso, y bastante siniestro. imagínense un ser con tal indumentaria que te persigue con una sonrisa en la cara, pero del que sabes que quiere atraparte para hacerte daño. Es horrible, yo anoche lo sentí.

Por un momento un Señor desconocido y yo estábamos juntos a un extremo de un gran jardin, en el otro extremo el estremecedor payaso. Cuando ambos nos encontrábamos muertos de pánico a mi se me ocurrió decirle al Señor desconocido algo de lo que luego me arrepentiría. Le dije que teníamos que enfrentarnos al payaso, irle de frente. Que no podíamos seguir huyendo.

El Señor desconocido me asintió y me hizo caso, se dirigió hacia el payaso que seguía quieto al otro lado del jardín mientras le seguía con su mirada cuando el Señor se le acercaba.

Yo miraba la escena desde mi sitio, sin moverme. Entonces al Señor desconocido le invadió el pánico y pasando a su vera corrió y corrió de frente pasando al payaso de largo, y éste a su vez le siguió.

Yo aún asustado corrí detrás de ellos con la ventaja en distancia que ya me llevaban. Habían bajado a un nivel más bajo del jardín desde donde yo me encontraba y por un momento les había perdido de vista. De pronto, una vez pasado el rasante vi al Señor desconocido de espaldas, pero esta vez con aspecto de niño y vi como el monstruoso payaso cogía una piedra grande del suelo y la estrellaba contra su cabeza.

Esa tremenda escena la veía mientras corría hacia ellos, después, por unos segundo perdí la visión mientras seguía descendiendo por la vereda y rodeando unos setos para llegar hasta ellos. Y ahí me los encontré de frente. El cuerpo del niño, antes el Señor desconocido, boca abajo, con una gran herida en la cabeza y un charco de sangre alrededor de ella. A su lado el maldito payaso que me observaba con su sonrisa siniestra y alzaba nuevamente la piedra sobre su cabeza para estamparla, con escandalosa sangre fría, por segunda vez sobre la cabeza del ahora niño ...

La escena me pareció tan fuerte e impactante que ya desperté sobresaltado. ¡Dios mío!, ¿qué fue eso? ¿Por que soñé cosa tan desagradable? Ni siquiera he visto películas fuertes ni noticias desagradables últimamente. Ya como comprenderán, con mi corazón a cien me costó reconciliar el sueño.

En mi vida todo se aleja


Esa es la sensación que tengo, de que en mi vida todo se aleja. Todo lo que quiero se esfuma. Es como esos efectos de películas en los que la habitación se alarga y no alcanzas la puerta. En mi caso no quiero alcanzar una puerta para salir, quiero alcanzar las cosas que deseo tener, las relaciones, las amistades. Pero si algo tengo claro es que las relaciones sociales no son lo mío.

De mis amistades me aparto, de las posibles nuevas relaciones, de actividades sociales ... para luego cerrarme en casa. Luego en casa vago por Internet en busca de relaciones sociales que no encuentro. Irónico e incongruente, ¿no?. Pues sí. Así de absurdo soy yo.

Luego me deprimo más. Internet un mundo tan grande. ¡¿Como es posible que no encuentre a gente afín?!. El interés que mayor lo mueve es el sexo. Algo que me termina deprimiendo enormemente.

En los chats si comienzas diciendo que quieres amistad o simplemente charlar, ya no recibes retroalimentación de la dichosa ventanita. Si te piden que te describas físicamente y en el otro extremo del hilo no les gusta tu perfil, una vez más sin respuesta.

Y todo es muy superficial y yo soy el primero que escondo la mano. Se que tengo que velar por mi, y quererme más, salir aunque sea solo, pasear, intentar hacer alguna actividad de mi agrado y no obsesionarme con mi soledad. Pero casi siempre termino siendo vencido por mis pensamientos que me recuerdan interminablemente no sólo lo solo que me encuentro físicamente sino también espiritualmente.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Recluido en casa


He vuelto a recaer en un estado de autoreclusión. Debo sentirme hasta agradecido de mi trabajo, no solo por mi retribución dineraria, si no por ayudarme a estar fuera de casa por lo menos durante unas horas al día.

Mi rutina diaria, semanal y mensual se ha convertido en un patético devenir de mi casa al trabajo y viceversa. Ahora mismo la inspiración que me ha llevado a escribir este blog ha sido el darme cuenta, por un momento, en que se pasa el día y yo me encuentro metido aquí, en mi zulo particular y por mi propio albedrío.

Oigo el ruido del viento en la calle y es que ni si quiera me asomo al pasillo para mirar como está el día. Me excuso en las cosas que tengo que hacer en el ordenador (que al fin y al cabo son solo rodeos para hacer pasar el tiempo) mientras entreveo y escucho el murmullo del televisor de fondo.

Pasa el tiempo, y por un momento deseo que haya conectado alguien al messenger. Es increible, una lista con tanta gente y entre los que no se conectan y con los que no tengo afinidad siempre me encuentro doblemente solo, eso si es posible sentirse más solo que estando solo. Sí, sin duda lo es.

Me planteo en este momento que sentido tiene todo. No soy feliz ni trasmito felicidad. ¿Hay algo más triste? No se asusten, no soy de los que se van a suicidar, aunque reconozco que muchas veces imagino representaciones de esa escena en mi cabeza en donde soy yo el protagonista, claro. Ya la totalidad de mi vida es un obsesivo egocentrismo de lamentos a mi sufrida existencia y en una situación como esa no iba a ser menos. Sería la estrella, pobrecito de mi. Quieto y embutido en una caja, sin decir nada, pero todos estarían mirándome y yo haciendo mi obra estelar sin ni siquiera mover un dedo ni abrir la boca (lo siento, me encanta la ironía).

Pero no, yo nunca me suicidaré. Seré de los que sigan con su vida, aunque sea patética e infeliz. Y cuando alguien me salude le pondré mi mejor sonrisa y le diré -¡hola!, buenos días-. Y en el trabajo la gente me dirá, - que puntos más buenos tienes- ó -me encantas, siempre estás sonriendo-, cuando en verdad por dentro estoy más agrio que un limón (si es que soy un falso).

Quizás debería buscarme un trabajo por las tardes. Se que el dinero no hace la felicidad, pero por lo menos estaré todo el día ocupado y haciendo lo que mejor se me da, actuar y hacer como que todo está bien.