domingo, 23 de noviembre de 2008

¿Son excusas?


Llevo ya más de cinco semanas con una molesta faringitis. No paro de toser y cuando me parece que estoy mejorando me vuelve la dichosa tos imparable.

Hoy he llegado a pensar si esta tos se ha podido convertir inconscientemente en una excusa para evitar hacer cosas. Para no ir a pasear porque puedo coger frío, para no ir a la playa a darme un baño, o a la piscina, para evitar hacer cualquier tipo de ejercicio.

Últimamente mis actividades son las triviales de siempre: ir al trabajo y del trabajo a mi casa, día sí día no a casa de mis padres, de visita o a comer; sacar a mi perrita; comer porquerías; ver la tele;... y si hay algo más debe ser por el mismo estilo así que no vale la pena ni nombrarlo.

Lo cierto es que al mismo tiempo deseo estar bien. No me gusta el malestar de estar enfermo, prefiero la vitalidad y la energía de estar sano. Además quiero emprenderme en proyectos, o por lo menos intentarlo. Hacer algún tipo de actividad que me motive, algo de ejercicio, cualquier cosa que no me haga pensar en la monotonía.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Lo mío es un sentimiento



He empezado a leer un libro, Stop a la Ansiedad de Ricardo Ros, que trata sobre como superar la ansiedad. En las primeras páginas comenta que las personas tenemos diferentes formas de percibir la ansiedad. Hay quienes ven en su cabeza una imagen de si mismos, tal vez en una situación desagradable, agobiante y que les produce ansiedad. Otros sin embargo oyen una voz, la típica voz que siempre te habla en tercera persona, que verdad eres tu mismo, que te infravalora y te hace sentirte mal. Y un tercer grupo, en el que creo que me encuentro yo, aunque a veces me pasa como en el segundo grupo, donde lo que se siente es un sentimiento, una sensación.

En ese último estado ando yo, viviendo mi vida, a mi manera claro está, deambulando de aquí para allá entre mis trivialidades, cuando de repente me invade una sensación terrible, un sentimiento doloroso que me oprime el pecho y me retuerce el estomago. Para mi es pura ansiedad. Ansiedad por algo que necesito, que anhelo pero que no obtengo. Es muy desesperante. Normalmente me pasa en la soledad de mi casa o de mi coche, donde creo que las melancólicas canciones que derrepente suenan en la radio me ayudan a llegar a ese estado.

Según la primera acepción de la DRAE la ansiedad es un "estado de agitación, inquietud o zozobra del ánimo". Sin duda así me encuentro yo, en un estado de ansiedad constante que no me deja vivir. A veces me ataca desde que me levanto por las mañanas y otras veces surge, en cuanto menos me lo espero, e invade todo mi espacio, haciéndome pequeño, muy pequeño y haciéndome sentir tan inseguro que llego a parecerme invisible ante la gente.

domingo, 5 de octubre de 2008

Mi droga, el miedo.


En mi familia hay un gran problema. En verdad es un problema de uno de mis hermanos, el mayor, un problema con las drogas.

Está claro que no deseo que nadie tenga un problema con las drogas, pero tampoco le deseo a un familiar tener a alguien con este problema. Es la enfermedad, adicción, o como queráis llamarlo, de mi hermano, pero está claro que afecta a toda mi familia.

Pasamos varios periodos de tiempo sin vernos con él, pero siempre está en nuestros pensamientos. Nos preguntamos continuamente ¿cómo estará?, ¿estará bien?, ¿habrá empeorado?. ¿Qué deberíamos hacer?

Esta mañana fui a desayunar a casa de mis padres como a costumbro a hacer los domingos. Salió el tema de mi hermano y aquello se convirtió en una discusión horrible sobre lo que se debería o no hacer. Primero mi padre no podía mantenerse quieto, mientras sus ojos se le humedecían de lo mal que lo estaba pasando, por un momento la histería de mi madre defendiendo sus ideas sobre lo que se debería hacer y yo, en parte, apoyándola a la vez que mi hermano pequeño y mi padre opinaban lo contrario. Al final mi padre fue el primero en hacer mutis por el foro, al rato lo hice yo para salir al jardín, y cuando a los minutos apareció mi hermano por la puerta me enteré de que me madre había corrido a encerrarse en su cuarto, seguramente a llorar como acostumbra a hacer en las noches en que no consegue dormir.

Mi hermano pequeño y yo seguimos charlando en el jardín de mi otro hermano, el mayor, el que tiene "su problema" que al final se ha convertido en el de todos, y vi también como se le saltaban las lágrimas cuando me relataba que a pesar de apartarse aparentemente del asunto él tampoco dejaba de pensar en lo mismo. Que hasta cuando estaba con sus amigos sus pensamientos terminaban en un mismo sitio, en el mismo lugar donde coincidíamos seguramente él, mis padres y yo en más de una ocasión.

En ese momento, ahí en el jardín, le dije a mi hermano chico que yo no quería vivir de nuevo esa situación. La vida de mi hermano mayor no estaba en mi mano y si cada vez que fuéramos a hablar de él el resto de mi familia iba a terminar esparcida y sufriendo ante la impotencia de no saber que hacer y que decisiones tomar, yo preferiría quedarme al margen. Esa no es mi batalla, es la de mi hermano, yo ya tengo la mía y la llevo en secreto y en silencio. Al fin y al cabo no nos diferenciamos tanto. Él tiene su problema con las drogas y mi droga es el miedo, que es el centro de mi existencia y el que controla toda mi vida.

Creo tener claro lo que no me gusta


Ayer sábado, después de no mucho pensármelo, porque el truco está en no darle muchas vueltas en la cabeza, a ser posible ninguna y simplemente hacerlo; pues me decidí a ir con unos amigos, que al que menos hacía más de dos meses que no veía, a un centro de talasoterapia o SPA. Pasé una tarde agradable, al fin y al cabo entre piscina, sauna y piscina del circuito no hay que hablar mucho. Aunque en más de una ocasión me llegué a sentir incomodo cuando una amiga me preguntaba cosas como ¿qué ha sido de tu vida?, ¿algo nuevo que contar? y ¿todo bien entonces?. Y yo, camuflando bajo mi "nada nuevo", "lo mismo de siempre" y "todo bien", pensaba realmente: "pues todo una mierda, la misma monotonía, un enorme sentimiento de soledad e infelicidad, con mis momentos de vacio y sin sentidos", pero claro, esto no se puede decir así como así y menos a una persona que hace más de dos meses que evito para no quedar.

Luego de la 'talaso', después de una actividad tan saludable y relajante, decidimos echarlo todo a perder yendo a un McDonals, que terminaría empatando en otro local para rematar con una copita, a este último sitio decidí poner ya una excusa e irme a casa de mis padres a pasar el resto de la tarde en su casa.

En esta tarde, que no estuvo mal así en general, si saqué algo en claro, aunque pueda parecer fuerte, es el ¿que hago yo con estas personas?. Me explico mejor, son una gente fantastica, muy buenos. Oscilamos todos (unos 8) en un grupo de edades entre los 24 y 30 años, pero considero que yo desentono completamente entre ellos. No solo por mi problemilla de relaciones sociales, si no por que sus intereses yo no los comparto.

Me di cuenta de ello cuando un 75 por ciento de las charlas fue destinado a hablar de las salidas nocturnas, del aguante de Fulano y Mengano con el alcohol, de las bebidas que les gustaban y las mezclas que hacían, ó las trancas que se cogían y bueno. Aquí fue donde me pregunté, "¿Que hago yo aquí?". No quiero prejuzgar ni decir que yo me considere mejor o más maduro que ellos, al fin y al cabo ellos saben pasárselo bien, pero yo no comparto esos gustos y esa forma de divertimentos.

Ya muchas veces me he planteado alejarme de este grupo, incluso he estado desconectado de ellos por largos periodos de tiempo, pero siempre hay algo que me compromete a volver a verlos. Se que son buena gente, pero no son el tipo de personas con las que "yo quiero" estar.

martes, 30 de septiembre de 2008

Ser Yo


¡Ser Yo! Tan sencillo como eso. Eso es lo que quiero. Esas dos sencillas palabras que expresan tanto son las que soltó la chica, personaje de una película que vi anoche, cuando un chico (de esos que aparecen solo en el celuloide, con pinta de medio malo, pero que trasmite ese sentimiento tan bonito que todos anhelamos, y que por cosas del destino nunca nos encontramos por la calle), después de un momento de trascendencia existencial, le pregunto, "¿qué es lo que tu quieres?".

Y es que en mi vida ese pequeño gran detalle es el que esconde el problema. No es solo el que no disfrute de mi vida y mi existencia en este 'maravilloso mundo', sino que parece que gasto energías de una forma desmedida por ocultar mi ser, que en definiva 'Soy Yo'.

¿Me atreveré algún día a dar el paso de descubrirme al mundo?, ¿de quererme y dar todo lo que puedo dar?, ¿de no ser egoísta y repartir mi gozo y mi felicidad y con ello hacer felices a otros?. Suena muy pretencioso, pero a la vez esconde una gran sencillez. Si yo soy feliz la 'energía', o como queráis llamarlo, que trasmitiré será positiva y la gente positiva, que sea receptiva, estará encantada de recibirla. Al contrario, ahora mismo transpiro negatividad por los poros de mi piel y con esa aura termino marcando mi territorio, mi espacio vital y dejo claro a los demás que no quiero que nadie lo traspase.

Así las pocas personas que se acercan para compartir parte de si mismos con uno, cuando encuentran la barrera que he puesto y que no hay manera de superar, terminan distanciándose. Eso es lo que me ha pasado a mi, lo que me pasa habitualmente y supongo que pasará igual con todos los que sean parecidos a mi, aunque cada uno lo verá a su manera y lo expresará con sus propias palabras y términos.

Hay que comenzar a quitarse esta coraza, es un lastre muy grande que no quiero seguir arrastrando el resto de mi vida. Basta de máscaras. Quiero Ser Yo.

domingo, 28 de septiembre de 2008

Lista de cosas que me gustaría hacer


Son muchas las cosas que me gustaría hacer ahora mismo en mi vida, pero nunca me atrevo a dar el paso por falta de valor. Estas son las que recuerdo ahora mismo:

- Hacer algún deporte, no tengo costumbre pero siempre me hubiese gustado hacer footing o hacer alguna disciplina como el yoga o el taichi; y ya soñando mucho, me gustaría practicar deportes de riesgo, pero claro, no tengo una buena condición física.
- Apuntarme a un gimnasio para ponerme fuerte y sacar cuerpo.
- Invitar a mis amigos a casa. Hacer un asadero y pasar una tarde tranquila. Hace tres meses que vivo solo en mi casa y aún no he hecho ninguna fiestita ni reunión para que la vean.
- Celebrar mi cumpleaños. La gente que conozco suelen celebrarlos y siempre me invitan, yo nunca lo he hecho. Me imagino que todo saldrá mal o absurdidades como que no sabré encender la barbacoa.
- Aprender a tocar la guitarra, la pobre solo coge polvo en mi cuarto.
- Ir a la playa, sin tener vergüenza. Cuando voy, me doy un baño rápido y enseguida me visto y vuelvo para casa. Bañarme en la piscina de donde vivo cuando se me apetezca.
- Darme largos paseos con mi perra, sería bueno para ella y para mí.
- Decir, cuando quiera, lo que pienso y como me siento.
- Quedar con mis amigos para ir a dar una vuelta, hablar, tomar algo y en definitiva, conocernos. Ellos no me conocen porque yo no me he dejado.
- Aprender idiomas (siempre ha sido algo que me gustaría mucho hacer), sin rendirme a la primera de cambio y abandonándolo todo.
- Viajar más a menudo. Con amigos, conocidos e incluso con gente desconocida.
- Conectar con alguien, por sorpresa y sin esperarlo (normalmente huyo despavorido cuando siento que la conversación se torna personal).
- Estudiar filología hispánica por la UNED (es mi pequeño deseo secreto, pero me encantaría hacerlo).
- Comenzar los proyectos que quiero hacer, como redistribuir mi apartamento, cosa que no hago por miedo a que quede mal.
- Pintar y hacer fotografía.

Al final es escrito más de las que pensaba, pero aún así, seguro que me quedarán muchas más. Está será como mi pequeña lista de referencia. Creo que me será de utilidad, porque normalmente las olvido, supongo que adrede para así no tener que hacerlas.

viernes, 26 de septiembre de 2008

Con la cabeza embotada


Así está mi cabeza hoy. Embotada, como una olla a presión. Parece que todo está a punto de estallar ahí dentro. Hay demasiadas cosas que nunca se comparten. Eso no puede ser bueno. Dios me libre de que no pille un cancer por guardar tanto veneno.

Es fin de semana. Para cualquier joven el día más esperado, Santo Viernes. Para mi días como todos los demás, aunque cuando me cogen de bajón como hoy, se me hacen agobiantes. Me sentía tan solo que fui a visitar a mis padres, para por lo menos sentirme algo más acompañado, pero me he vuelto con la sensación de soledad amplificada. Ellos salían cuando yo llegaba. ¡Ay!

He regresado a mi casa y el ambiente de encuentro de mis vecinos y sus familiares y amigos me produce envidia de la mala. Estoy pensando en cerrar la puerta y meterme temprano en mi cama. El sueño me hará dejar de pensar, por lo menos conscientemente, y tendré suerte si no tengo pesadillas como las de noches anteriores.

Mis miedos, mis ansiedades, mis desmotivaciones y mi poca fuerza de voluntad hacen de mi el reflejo de la más patetica imagen gráfica y ejemplificadora del avestruz que esconde su cabeza en el agujero. ¿Existe un plan para solucionar estos problemas? Yo se cuales son todos mis puntos débiles y no creo que un psicologo, además de sacarme los cuartos, vaya a encontrarme solución. Pero yo solo tampoco lo consigo. He de preparar un plan para cambiar de forma radical mi vida, como están las cosas ahora nada funciona.

Al menos por hoy creo que esconderé mi cabeza bajo el calor protector de las sábanas de mi cama. Allí dejaré de pensar y de deprimirme al menos durante una noche más.